Elipse (e): el plano de corte no es paralelo a ninguna generatriz y corta a todas las generatrices del cono. Es una curva cerrada sin puntos en el infinito.
Parábola (p): el plano de corte es paralelo a una generatriz y tiene un punto en el infinito.
Hipérbola (h): el plano de corte es paralelo a 2 generatrices y tiene dos puntos en el infinito.
Circunferencia: el plano es ortogonal al eje de revolución y es un caso particular de la elipse en el que los dos ejes son iguales.
Cónicas por homología:
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Generación proyectiva de las cónicas.
Como en toda homología, todas las series de puntos se corresponden con otras series y los haces de rectas se corresponden con otros haces de rectas, una cónica se convierte en otra cónica por homología.
En la figura vemos varias propiedades de las homologías sobre las cónicas, los puntos homólogos S S’están alineados con el centro de proyección O, la rectas homólogas a a’ se cortan en el eje, los puntos del eje son dobles u homólogos de sí mismos, que quiere decir que si una figura corta al deje de homología en los puntos, su homóloga pasa por esos dos puntos, resultando estos invariables.
Las tangentes a una cónica lo son también a su homóloga. En dos crónicas homólogos el polo y polar de una tiene en sus homólogos otro polo y polar de la otra.
Cualquier cónica es posible transformarla en una circunferencia, de esta forma obtenemos puntos homólogos de la circunferencia obteniendo así nuevos puntos de la cónica.
Dados dos conjuntos de puntos SAB EDC sobre una cónica, si unimos cada uno de ellos con los del otro conjunto, excepto el que tiene en frente, tenemos en la intersección de todas las líneas tres puntos M N O que están alineados.
Como ya hemos visto este procedimiento sirve para obtener nuevos puntos de la cónica, que definida por cinco puntos obtenemos el sexto, el séptimo, etcétera.
Como en geometría los puntos y las rectas son términos correlativos, se pueden intercambiar unos por otros, de esta manera una cónica definida por cinco puntos se puede transformar en otra definida por cinco rectas. Cualquiera de estos cinco elementos se puede transformar resultando que podemos construir la cónica con cinco elementos cualesquiera entre puntos y rectas.
Dadas cuatro rectas abcd y un punto M incidente en una de ellas d determinar la cónica que pasando por el punto es tangente a las rectas dadas. Hacemos una circunferencia con un diámetro cualquiera (en color amarillo) tangente al punto incidente M sobre la recta d que va a ser el eje. Tomando una de las rectas d como eje de homología, la homóloga de la primera recta c será la recta tangente a la circunferencia desde la intersección del eje d con la recta c. La intersección de cada recta c y su homóloga c’ con la otra recta b y su homóloga b’ adyacentes respectivamente, determina una nueva recta que forma parte de una radiación (rectas en color verde) en cuyo vértice O está el centro de homología.
Si queremos obtener nuevos puntos de la elipse, tomamos dos puntos homólogos cualesquiera, por ejemplo R R’. Haciendo una recta cualquiera que pase por R’ vemos que corta a la circunferencia en P’, tenemos que alineando el centro de homología con P’ hasta que corte al eje sobre el punto V, y alineando V con R tenemos en la intersección con OP’ un punto de la elipse P.
Otro ejemplo análogo al anterior pero con el eje exterior a la cónica. Tenemos varios puntos sobre la cónica ABCE y una recta tangente m sobre un punto de ella A.
Haciendo una circunferencia amarilla tangente a la recta dada m y que pasa por el punto A, y alineando el centro de la homología A con los puntos de la elipse BCE, tenemos en la intersección con la circunferencia sus homólogos B’C’E’. Haciendo una recta cualquiera que pase por 2 puntos de la circunferencia C’ D’ corta al eje en un punto L, que unido con el punto homólogo conocido de la elipse C tenemos en la intersección de esta recta CL con la recta doble AD’ un nuevo punto de la elipse D.
Correlativo del ejercicio anterior, tenemos como datos cuatro puntos y uno de ellos incidente sobre una recta tangente a la cónica. Se trata de determinar la cónica que pasa por los puntos BCDE y es tangente a la recta a en el punto B. Si tomamos el punto B como centro de homología y hacemos una circunferencia (en color amarillo) tangente a la recta a en este punto B, construimos las rectas dobles (rectas que pasan por el centro de homología B y por los puntos dados) que pasan por los puntos CDE. Éstas rectas cortan a la circunferencia en los puntos C’D’E’, respectivamente.
Las rectas homólogas CE C’E’se cortan en un punto del eje Y, otro par de rectas CD C’D’ se cortan en otro punto del eje S, dos puntos del eje YS determinan su posición.
Si queremos construir las tangentes a la cónica desde un punto cualquiera T, hacemos la tangente f desde ese punto a la circunferencia. Alineamos el punto de tangencia S’ con el centro de homología B hasta que corte al eje en un punto. Calculamos el homólogo de este punto y obtenemos el punto de tangencia S con la cónica y la tangente f u homóloga de la tangente f’ a la circunferencia.
En los casos anteriores los elementos, fueran puntos o fueran rectas tangentes, eran siempre incidentes (cuando existía una tangente, había un punto de la cónica que estaba sobre ella) y por lo tanto existía una única cónica que pasaba por los puntos y era tangente a las rectas. En el caso de que los elementos no sean incidentes, la solución ya no es sólo una única cónica sino que pueden ser más, por ejemplo, si tenemos tres puntos y dos tangentes a la cónica, como es el enunciado de este dibujo, el ejercicio tiene cuatro soluciones.
En el ejercicio sin embargo aparece resuelta una única solución, aquella en la que la circunferencia amarilla es tangente a las dos rectas dadas y pasa por dos puntos de la cónica.
Si alineamos el punto E el centro de homología O corta a la circunferencia en el punto E’. En este punto lo alineamos con otro punto T’ de la circunferencia y corta al eje en un punto que unido con E determina T en la intersección de la recta OT’. T es un punto de la cónica y si unimos su homólogo T’ con el punto de tangencia G’ tenemos un punto de intersección en el eje que unido al punto T tenemos en la prolongación el punto G en la intersección con la tangente b.
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Teorema de Dandelin |
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En la figura número 1 podemos ver en su parte inferior una circunferencia con 2 diámetros que forman entre sí 90º, esta circunferencia tiene en su parte superior una elipse con el eje mayor del mismo tamaño que el diámetro de la circunferencia, de manera que ambas están alineadas en rectas verticales imaginarias por sus extremos, eso quiere decir que la elipse puede ser una figura transformada por proyección afín de la circunferencia.
Como sabemos la afinidad conserva el paralelismo, eso quiere decir que la propiedad de que dos rectas sean paralelas se mantienen, por tanto al proyectar los puntos rojos de la circunferencia (MLJK), mediante líneas ortogonales hasta la elipse tenemos la proyección de esos dos ejes ortogonales sobre la elipse, son los diámetros que aparecen en color verde, diámetros que llamamos conjugados ya que corresponden a las proyecciones de 2 diámetros ortogonales de la circunferencia.
El hecho de que el paralelismo sea un invariante en la proyección afín quiere decir que el proceso de inscribir un cuadrilátero en la elipse también es válido para hacerlo en la circunferencia, de manera que los ejes ortogonales pueden ser las medianas del cuadrilátero que inscriba en la circunferencia.
Hemos cogido aleatoriamente un punto P de uno de los diámetros y hemos hecho por ese punto una paralela al diámetro NH de la elipse, en los puntos de corte QR con la elipse hemos hecho dos líneas paralelas al otro diámetro GO, de manera que obtenemos en la intersección de esas rectas con la elipse los puntos ST, por último unimos esos dos puntos ST mediante un segmento obteniendo el cuadrilátero de color azul grisáceo inscrito en la elipse.
Como podemos comprobar este proceso lo podemos hacer para cualquier punto que cojamos del diámetro de la elipse, eso quiere decir que si P lo colocamos más arriba o abajo sobre el eje obtendríamos otro paralelogramo inscrito en la elipse, al seguir el mismo proceso.
Por ello podemos decir recíprocamente que si cogemos una elipse y trazamos un cuadrilátero paralelogramo inscrito en la misma, al tomar las medianas de ese cuadrilátero realmente siempre van a ser los diámetros conjugados de la elipse, y por tanto corresponden por proyección afín a los diámetros ortogonales de una circunferencia.
En el caso número 2 hemos girado los diámetros ortogonales de la circunferencia y los hemos proyectado nuevamente a la elipse, para obtener así otro cuadrilátero, en este caso de color amarillo, como podemos observar las medianas de este cuadrilátero son realmente los diámetros conjugados de la elipse y por tanto proyecciones de los diámetros ortogonales de la circunferencia afín.